La vida de Hugh Glass, el hombre que inspiró la película «El Renacido», es una historia de supervivencia y determinación que supera incluso la ficción cinematográfica. Nacido alrededor de 1783 cerca de Filadelfia, Glass vivió una vida llena de aventuras y desafíos que lo convirtieron en una leyenda del Viejo Oeste americano.
De marinero a pirata y explorador
La juventud de Glass estuvo marcada por el mar y la aventura. Entre 1817 y 1820, sirvió como marinero en un barco estadounidense que fue capturado por el famoso pirata francés Jean Lafitte. Ante la disyuntiva de unirse a la tripulación pirata o morir, Glass optó por la supervivencia y se convirtió en pirata2.Sin embargo, la vida de pirata no satisfacía a Glass, quien pronto escapó junto a otro compañero. Su huida los llevó a territorio indígena, donde fueron capturados por la tribu Pawnee. En un giro inesperado del destino, Glass logró ganarse el respeto de la tribu y vivió con ellos durante varios años, aprendiendo sus costumbres y técnicas de supervivencia.
El ataque del oso y la lucha por sobrevivir
El episodio más famoso de la vida de Glass ocurrió en 1823, cuando se unió a una expedición de tramperos liderada por el general William Ashley. Durante una exploración en el actual estado de Dakota del Sur, Glass fue brutalmente atacado por un oso grizzly. El ataque le dejó heridas devastadoras: cuello y espalda desgarrados, costillas fracturadas, una pierna rota y el hombro derecho destrozado.Contra todo pronóstico, Glass sobrevivió al ataque inicial, pero su estado era tan grave que sus compañeros lo dieron por muerto. Dos hombres, John Fitzgerald y Jim Bridger, fueron asignados para quedarse con él hasta que muriera y darle un entierro cristiano. Sin embargo, temiendo un ataque de los nativos Arikara, los dos hombres abandonaron a Glass, llevándose su rifle y otras pertenencias.
La increíble travesía de supervivencia
Lo que siguió fue una hazaña de supervivencia que desafía la imaginación. Glass, gravemente herido y abandonado, se arrastró y caminó más de 320 kilómetros hasta llegar al Fuerte Kiowa. Durante este viaje de varios meses, Glass:
- Utilizó gusanos vivos para limpiar sus heridas infectadas
- Suturó sus propias heridas con hilos de su ropa
- Cauterizó sus heridas con pasto quemado
- Se alimentó de insectos, serpientes y carroña
- Escapó tres veces de los Arikara
- Robó un caballo para acelerar su viaje
La búsqueda de venganza y el desenlace
Cuando Glass finalmente llegó al Fuerte Kiowa, sorprendió a todos los que lo habían dado por muerto. Después de recuperarse, emprendió la búsqueda de Fitzgerald y Bridger para vengarse. Encontró primero a Bridger, a quien perdonó por su juventud. Fitzgerald, por su parte, se había alistado en el ejército para evitar el enfrentamiento.Aunque Glass no logró matar a Fitzgerald, recuperó su rifle y recibió una compensación económica. Sorprendentemente, después de esta odisea, Glass continuó su vida como trampero y explorador hasta su muerte en 1833, durante un enfrentamiento con nativos Arikara.La historia de Hugh Glass es un testimonio de la increíble resistencia del ser humano y la voluntad de sobrevivir contra todo pronóstico. Su leyenda, transmitida oralmente por generaciones de tramperos y exploradores, sigue cautivando la imaginación y recordándonos la fuerza del espíritu humano frente a la adversidad más extrema.
